Quinto Informe Estado de la Justicia y Migración en Costa Rica: Una máquina que se reporta a sí misma

La semana pasada fue lanzado el Quinto Informe Estado de la Justicia, un documento bajo la dirección del programa Estado de la Nación, que tiene como objetivo analizar y evaluar el funcionamiento del Poder Judicial y el acceso a la justicia en el país. Esta entrega tiene un capítulo (el número 6) dedicado a los desafíos que enfrentan las personas migrantes en Costa Rica.

Lo primero que se debe entender es que este no es un diagnóstico objetivo ni neutral, es el producto de una red autorreferencial de entidades estatales, académicas, ONGs y organismos internacionales, representa el moderno “Moderno Sistema de Seguridad Humano” a un nivel local. Es como una computadora que monitorea sus propias fallas en escalada. Su lenguaje de "derechos humanos", "vulnerabilidad" y "acceso" es una forma de retroalimentación negativa, que intenta regular un sistema desgarrado por los flujos acelerados. El documento opera con una serie de supersticiones fallidas, al articular un mundo de "derechos" y "accesos", intenta crear este mundo en la existencia, solamente con su encantación.

Pero la ficción no se está convirtiendo en hechos, el conjuro no está cuajando y los informes del programa se convierten en un registro de la propia impotencia.

El aparato estatal no está programado para percibir la migración como una realidad intrínseca de la misma arquitectura del Estado-nación, si no como como un problema a gestionar. Su reacción es tecnocrática: generar normativa, emitir directrices, crear órganos, papeles y papeles. El sistema genera informes sobre su propia incapacidad para funcionar. Un ciclo burocrático que confunde la autodescripción con la intervención efectiva.

El informe identifica impulsores correctos: inseguridad, inestabilidad económica, crisis políticas, exclusión social. Pero el problema es el abordaje de estas características  como patologías o anormalidades, cuando no lo son, se trata del funcionamiento normal del sistema de mercado global.

El hallazgo principal del informe es: la existencia de un marco legal-normativo vasto e inútil, documenta una amplia cosecha de “iniciativas judiciales”, al menos 264 medidas registradas. Pero este acelerado ritmo no es señal de recepción efectiva, es el síntoma de un sistema en pánico hiperproductivo. Se promedian en el informe 16.5 nuevas políticas por año. Esto no es planificación, es un complejo burocrático maniacodepresivo. Una degeneración convulsiva de texto como sustituto de la acción.

Este sistema convierte la producción documental en la única métrica posible del progreso, los mecanismos dominantes son “sensibilización y capacitación” o “información y comunicación”. Vacíos rituales institucionales que absuelven al sistema de su propia ineficiencia, la culpa se traslada, hacia la supuesta ignorancia del operador individual.

La capacitación se imparte, se marca una casilla, pero no pasa nada en el mundo real.

La creación de organismos especializados, tampoco es una solución, es la expansión del laberinto. Añade más puntos de control, más formularios, más reuniones. Esta complejidad opera como cables desconectados. Solo los agentes más persistentes o con recursos especiales llegan a una decisión. Estos esfuerzos que señala el informe no son de un sistema que busca estabilidad, más bien uno que apagarse rápidamente. El sistema se ralentiza hasta que su procesamiento sea casi cero. No es solo un fracaso, es un congelamiento institucional.

El Estado intenta Forzar al mundo a moverse a su ritmo glacial, pero al desacelerar, cede la porción de soberanía frente al capital, se vuelve un campo de competencia donde las autoridades se han retirado del juego e ido a dormir.

En Justicia Migrante trabajamos cada día para acompañar a quienes enfrentan estos laberintos. No creemos en ningún cuento sobre “accesos”: Luchamos por abrir caminos reales. Si necesita orientación legal, contáctenos.

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